El agar-agar es un gelificante natural extraído de algas marinas. Es ideal para preparar gelatinas, flanes, salsas y hasta mermeladas, aportando firmeza y elasticidad a tus recetas sin necesidad de usar gelatina animal.
¿Qué lo hace único? Además de ser de origen vegetal, es bajo en calorías, rico en fibra y completamente natural, lo que significa que no suma químicos ni conservantes a tus platos. Como espesante, no solo eleva la textura, sino también la calidad nutricional de tus preparaciones, ayudando a mantener una buena digestión y a sentirte saciado por más tiempo.
¿Lo mejor? Es increíblemente versátil. Podés usarlo para espesar salsas y sopas, dar un toque gourmet a tus mermeladas o preparar postres refrescantes con frutas. Todo esto sin químicos ni conservantes, garantizando un equilibrio entre sabor, calidad y creatividad.
Animate a sumarlo a tu cocina y descubrí todo lo que el agar-agar puede hacer por vos.
¿Cómo sacar lo mejor del agar-agar?
- Para gelatinas y postres: Disolvelo en agua o jugo caliente (1-2 g por cada 100 ml), revolvé bien y dejalo enfriar para que gelifique.
- Salsas y sopas cremosas: Usá una pequeña cantidad para espesar sin alterar el sabor.
- Mermeladas y confituras: Incorporalo en lugar de pectina para lograr una textura más natural.
- Si querés una textura más firme, aumentá la cantidad; para algo más suave, reducí un poco la dosis.
Si tenes dudas, consulta con tu médico/a de confianza.
Tip clave: Asegurate de disolverlo bien a temperatura alta (85-90°C), ya que necesita calor para activarse. Una vez enfriado, mantiene su firmeza incluso a temperatura ambiente.